Es una vez más una exploración de la geometría, a través de la organización de cristales en bruto con un patrón geométrico implícito establecido y piedras de río talladas. El acto de organizar piedras es un comportamiento primitivo que definió una de las primeras manifestaciones de arte de la especie humana. Los cristales en sí son tesoros de la tierra, su geometría perfecta es el resultado del orden de las frecuencias de sus vibraciones, éstos dirigen la energía , la amplifican y la movilizan; y trabajar con ellos a través de las redes y geometrías cristalinas nos da la posibilidad de activar dentro y fuera de nosotros la energía de nuestras intenciones. Son portales energéticos y representan la totalidad y el orden del universo. La geometría implícita de los cristales nos recuerda que hay un orden en el universo que ya está establecido.